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Organo de la Tramuntana

   

El órgano de la Tramuntana es un instrumento imaginado por Salvador Dalí, quien hacia finales de los años cincuenta quería comprar el castillo de Quermançó en Vilajuïga, una antigua fortificación del siglo X donde Dalí iba a hacer conexiones espirituales con su hermano homónimo y desde donde se ven (según el artista) las mejores puestas de sol del mundo. Tenía pensado construir un foso con un rinoceronte blanco y quería instalar un órgano que con la fuerza del viento de la tramuntana esparciera su sonido por todo el Empordà. Al proceder a la compra del castillo, Dalí quería pagar mitad con dinero mitad con pinturas, pero los propietarios no lo aceptaron y ese proyecto cayó en el olvido.

En 2.002 el empresario ampurdanés Josep Maria Martorell compró el castillo con la intención de llevar a cabo aquel proyecto visionario, y se puso en contacto con nosotros. Era un proyecto totalmente inédito, por lo que propusimos un trabajo previo de investigación, que dirigió la ingeniera acústica Profesora Ivana Rosell de la Universidad La Salle URL, cuyo coste fue financiado por el Ministerio de Ciencia y Tecnología gracias al entusiasmo del entonces Ministro Josep Piqué. Aquella investigación dio como resultado un instrumento formado por un grupo de instrumentos llamados eólicos, de los que se establecieron las bases teóricas para hacer sonar varios timbres entre los que se encuentran arpas, flautas, trombas y cuerdas…

Así nace el órgano de la Tramuntana – según idea original de Salvador Dalí-, que consta de varios elementos escultóricos y sonoros que van colocados en la terraza del castillo y que generan un clima sonoro que nos transporta a universo surrealista gracias a la acción oscilante del viento. Estos sonidos se pueden escuchar en el mismo castillo o debidamente grabados, han servido para diversas composiciones inspiradas en esta genial idea.

Para conseguir el deseo de Dalí de que el sonido del órgano se esparza por el llano del Empordà se ha creado el registro «Tramuntànic», una escultura sonora que consta de siete tubos de unos cinco metros de altura, equipado cada uno con una sirena de barco en su interior que da una nota diferente y que sonará de forma programada, sumando al espectáculo del crepúsculo una sinfonía daliniana audible desde la distancia.

 

De cara a 2025 están previstos diversos eventos musicales en espacios importantes en torno al castillo que se anunciarán en un futuro.

Todo ello con la intención de hacer realidad el sueño del genio ampurdanés y generar una expresión artística inédita: el sonido de surrealismo. Con este nuevo elemento, el Castillo de Quermançó continúa su larga trayectoria histórica, transmutando su esencia hacia el arte y la música.